Saturday, March 04, 2006

DIA SEGUNDO.

Otro día

-Líbrame, tierra oscura, de mis llaves:/ si pude abrir y refrenar y volver a cerrar el cielo duro,/ doy testimonio de que no fui nada/ de que no fui nadie/ de que no fui... eso es de Pablo Neruda. Fuimos amigos con Pablo, además de otras cosas que no te puedo contar, por recato... sólo te diré que no era sólo superdotado como poeta (ríe)... Cuando venía le gustaba pasar largas temporadas en mi casa de Cuernavaca... decía que todo lo que yo tocaba sufría una transformación. El vivía en el Paseo de la Reforma. Con Neruda pasamos tiempos memorables... algunas tardes también venían Miguel Angel Asturias, León Felipe... nos preocupaba Siqueiros que estaba entonces en la cárcel. Alguien lo había comprometido en una incursión armada a la casa de Trotsky... Pablo escribió luego que no había en el planeta país de mayor profundidad humana que México y su gente.
-¿Eso era en la década de 1930? Ya se veía venir la Segunda Guerra Mundial...
-Así es. Era una época convulsa. Yo era la mujer más bella de México. Bueno, había otras, pero siempre fui la más inteligente. ¡Eso, ni hablar! Soy la primera mujer sobre la tierra que pintó su pelo de color rojo, ¡rojo como el fuego! Me teñí el pelo así cuando hice mi primer viaje a Europa. En Francia todos hablaban de las lenguas de fuego que coronaban mi belleza... en esos días se celebraba en París un encuentro de poetas y a mí me había invitado el "Pen Club" para representar a México... Paul Eluard, Rafael Alberti, Sartre con Simone (ella era "mona"), estaba Picasso y... claro, esa vez fue cuando nos hicimos amigos con Dalí, un encanto. También allí nos conocimos con César (Vallejo), te regalaré un libro suyo... Me moriré en París con aguacero/ un día del cual tengo ya el recuerdo/ moriré en París... cuando yo tuve que hablar, llevé una gran capa dorada que cubría hasta mi sombra.

FUENTE: Archivo Artes e Historia-México
© Waldemar Verdugo Fuentes.